por Vladimir Martínez Tapia.
Introducción
El presente ensayo
tiene como objetivo indagar la relación que tuvo el llamado cine de ficheras o sexycomedias con el sexenio del Presidente de la República José
López Portillo. La relación que se plantea es que dicho tipo de cine
funcionaría como distractor para obviar los graves problemas que afectaban al
país, pues se venía de una fuerte devaluación ocurrida meses antes de que López
Portillo asumiera la presidencia. También existía un aire de crisis en el
ambiente político, pues dentro de los rumores que se esparcían, se encontraba
aquel que decía que probablemente Luis Echeverría daría un golpe de estado.
La crisis económica se superaría
debido a que se descubrieron nuevos yacimientos de petróleo en Chiapas, Tabasco
y Campeche, aunado a esto, en la Guerra del Yom Kipur, los países árabes cancelaron
la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental, pues era una
represalia por el apoyo brindado a Israel, lo cual puso a México como primer
exportador de crudo, el pib se elevaría
al 8%. Dicha situación llenó las arcas del país, y comenzaron los despilfarros
por parte del gobierno, y el cine sería un arma poderosa para desviar la
atención.
Con el ambiente turbio comienzan a
gestarse estrategias por parte del gobierno para controlar los ánimos en la
gente, pues el gobierno encabezado por López Portillo no quería que sucediera
lo que años antes había impulsado la inconformidad de la gente. Los sucesos de
la Plaza de las Tres Culturas el 28 de octubre de 1968 y el halconazo el 10 de julio de 1971 aún
estaban presentes en la memoria de la gente, los gobiernos priistas ya no
podría permitirse el lujo de otro suceso de tales magnitudes como los ya
mencionados.
Para evitar estas situaciones, el
gobierno comienza a elaborar estrategias oficiales y no oficiales para el
control de la gente. Dentro de las estrategias oficiales, dadas a conocer al
pueblo, refiere al discurso pronunciado por López Portillo cuando asume el
poder el 1° de diciembre de 1976, donde se asume, de cierta manera, culpable
por el mal manejo del país en sexenios anteriores y exclama una súplica de
perdón a los desposeídos y marginados. A lo anterior se suma su
interés por democratizar el ambiente político con la “creación de un sistema
nacional de partidos políticos.”[1]
Hubo ciertas estrategias que no se
podían develar ante la opinión pública y que merecieron orquestarse tras
bambalinas, una de ellas es la que atañe a este ensayo, el gran auge que tuvo
el cine de ficheras en el sexenio de López Portillo y que es utilizado para
desviar la atención y servir como paliativo a la gente, pues el presidente creó
un nuevo organismo oficial que establecería las normas tanto del cine, como del
radio y la televisión, la Dirección General de Radio, Televisión y
Cinematografía (rtc), la cual fue
encomendada a la hermana del presidente y desde donde se favoreció la
producción de cinematografía privada, que propició el auge de este tipo de
cine.
El sexenio Lópezportillista.
José López
Portillo asume la presidencia el 1° de diciembre sin ninguna dificultad, es
decir, que el dedazo llevado a cabo no tuvo opositores que contendieran a la
presidencia, pues ningún otro partido registró candidatos “El pan no presentó candidato por problemas
internos. El pps y el parm se adhirieron a la candidatura del pri. El pcm,
sin registro, postuló simbólicamente a Valentín Campa.”[2] de
esta manera continuaba la tradición y
dictadura del pri, pero el
panorama que enfrentaría el recién envestido presidente no se veía muy
halagador.
En el ámbito económico se había
presentado hace pocos meses la devaluación del peso, esta estabilidad respecto
a la paridad del peso con el dólar se debía al resultado de un acuerdo firmado
por México, el Tesoro de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional, donde
se mantuvo en una cotización de 12.50 pesos por dólar, pero el 31 de agosto de
1976, el Secretario de Hacienda, Mario Ramón Beteta, anunció:
Hoy se abandonó el tipo de cambio fijo del peso mexicano
frente al dólar, después de mantenerse durante veintidós años a doce pesos
cincuenta centavos. El nuevo valor lo determinarán las fuerzas del mercado,
pero la flotación será regulada para moderar o vulnerar los movimientos
especulativos.[3]
El panorama económico era
delicado, pues desde agosto el peso venía perdiendo valor frente al dólar. El
11 de septiembre de 1976 el gobierno de Echeverría estableció la paridad en
19.70 pesos a la compra y 19.90 pesos a la venta, y tan sólo un mes después, el
precio llegó a 27.97 pesos por dólar, para bajar a final de año a 19.95 pesos.
Era un sube y baja que tenía acorralada la economía.
Es justo reconocer que la crisis
que se avecinaba no era sólo por la devaluación del peso, factores de muchos
años atrás explotaban en esta época, por ejemplo, la caída de las exportaciones
mexicanas en 1971 ante la suspensión de compras de las mercancías mexicanas en
los mercados estadunidenses. El redimensionamiento del valor de las
exportaciones del país y la enorme dependencia tecnológica hacia Estados Unidos,
causan un déficit constante en la balanza de cuenta corriente nacional.
Un factor más para resquebrajar la
estabilidad del país, fue la injerencia del ex Presiente Echeverría, pues existían
rumores que apuntaban a que emularía a Plutarco Elías Calles al dar un golpe de
estado para implantar un nuevo maximato. La coexistencia de dos presidentes,
uno electo y otro en funciones, creó un clima de inestabilidad, sobre todo
considerando la gran avidez de Echeverría por figurar en todos los ámbitos. Era
bien sabido que a Echeverría le gustaba figurar en todas partes, aparecer en
todos los periódicos, el periodo de su mandato estuvo marcado por un exacerbado
egocentrismo.
Por ello, su discurso en la toma
de la presidencia resulta conciliador, abandonando toda retórica demagoga que
caracterizaría a su predecesor, pero sin lanzar ataque alguno directamente a
él, lo que buscaba con su discurso era tocar las fibras más sensibles del
pueblo, a la clase política, pero sobre todo a los empresarios, pues la fuga de
capitales al extranjero que se estaba presentando era de consideración, por lo
cual argumentaba que debía darse: “Una tregua inteligente para recuperar la
serenidad y no perder el rumbo, que no sea renuncia o claudicación”[4]
Era urgente que se llevara a cabo
dicha tregua, puesto que el país observaba como los nubarrones de la crisis se
iban acrecentando, el ambiente social también se encontraba sensible, aun así,
dentro del mismo discurso de toma de posesión lanzó cierta advertencia a los
disidentes:
el desempleo y los enfrentamientos provocados por una absurda
espiral inflacionaria debilitarían nuestra democracia y habría el riesgo de
usar la fuerza en vez de la razón y con jalones el país se sumirá en un vórtice
de desorden en cuyo fondo están sólo la pérdida de la libertad y el espectro de
la injusticia.[5]
El discurso enunciado por López
Portillo no era sólo retórica para limar asperezas, dentro de él también
incluía las acciones políticas y económicas que llevaría a cabo el nuevo
gabinete, se encontraba la estrategia principal a la cual llamó “alianza para la producción, que tendría
lugar entre autoridades, patrones y obreros, así como inaplazables reformas
política, fiscal y administrativa.”[6] Además,
su proyecto de gobierno se dividiría en tres partes: dos años de recuperación,
dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado.
Las palabras de López Portillo convencieron
a unos cuantos, pero no a los principales interesados que eran los empresarios,
quienes recelosos por experiencias pasadas, no eran tan fácil de convencer,
ante esta situación, el buen desarrollo de su sexenio parecía un sueño lejano. López
Portillo se mostró prudente en cuanto a gastos e inversiones, no era tiempo de
desperdiciar el dinero. Sin embargo este panorama cambió cuando en 1977 se
descubrieron nuevos e importantes yacimientos de petróleo en Chiapas, Tabasco y
Campeche, lo cual se conjuntó con la situación que había generado la Guerra del
Yom Kipur en octubre de 1973, pues los países árabes petroleros interrumpieron
la venta de crudo a Estados Unidos y a Europa Occidental como represalia por el
apoyo prestado por éstos al estado israelí.
Tal conjunto de situaciones hizo
que México se posicionara como el primer exportador de crudo, la producción de
barriles creció un 71.87%, “las reservas probadas crecieron inconmensurablemente, de 6,400
millones de barriles a 11 mil millones.”[7] Esto
ocasionaría que el pib se elevara
en 8% anual, mientras que la tasa de desempleo se redujo hasta en un 50%. La
economía se reactivó al observarse un sostenido crecimiento de la demanda
interna de derivados, lo cual impactaría los ingresos de Pemex. Dicha situación trajo consigo que
la élite gobernante y amplios sectores de la población creyeran que la
problemática había cambiado, de ahora en adelante le problema sería cómo
administrar la riqueza ocasionada por el petróleo. Y comenzó el despilfarro y
las malas decisiones.
El gobierno de López Portillo
comenzó a presentar excentricidades, burlando la envestidura presidencial y las
leyes que imponían sanciones administrativas por violentar la laicidad de un
espacio oficial, obligó a que la gira realizada por Juan Pablo II hiciera una
parada en la concierne a la visita papal
en la Residencia Oficial de los Pinos, el pretexto era que celebrase una misa
especial para su madre. Las más graves excentricidades o decisiones
unilaterales que tuvo fue que nombró a sus familiares en diversos cargos
públicos, además de crear nuevas secretarías para darle cabida a todos ellos,
de lo cual se vanagloriaba abiertamente.
Su esposa, una mujer arrogante y
llena de desplantes, se encargó de la política cultural, ordenando que se integrara
una orquesta sinfónica especial, la Filarmónica de la Ciudad de México, para
dar a conocer sus dotes de pianista con temas del grupo Mocedades; su hija
Paulina debutó como baladista juvenil; José Ramón López Portillo, su hijo, se
desempeñó como subsecretario de Estado; su hermana Alicia fungía como su
asistente; su primo Guillermo presidente del Instituto Nacional del Deporte; Rosa
Luz Alegría, su amante, obtuvo la Secretaría de Turismo.
La designación más criticada fue
la de Arturo Durazo Moreno, un amigo de la infancia. Nombrado director del
Departamento de Policía y Tránsito del Distrito Federal, designado General de
División sin haber estado en el Ejército y condecorado Doctor Honoris Causa del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal sin antecedentes
universitarios. El negro Durazo, como
lo llamaban sus allegados, auspició el cohecho y la tortura entre los cuerpos policiacos
que dirigía y se enriqueció escandalosamente. Por aquellas épocas, el lema de
López Portillo que había enarbolado durante su gestión La solución somos todos, la prensa y el común, al ver este tipo de
acciones, la transformó en La corrupción
somos todos.
En el segundo año de gestión de
López Portillo, en 1977, se crea un nuevo organismo oficial que regularía al
cine, la radio y la televisión, la
Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (rtc), su hermana Margarita fue designada
la titular. Los dueños de medios, creadores, productores y directores temían y
odiaban a Margarita por su actitud altanera, y la acusaron de matar a la
industria del cine. Para apoyar la gestión de su hermana, López Portillo
desmanteló el aparato cinematográfico que se había establecido durante la
gestión de su antecesor, Luis Echeverría, la injerencia del estado en el
sexenio de López Portillo fue casi nula.
El poder de Margarita en el ámbito
de la cinematografía aumentó, y condenó al cine a estar herido de muerte, la
titular de la rtc favoreció la
producción cinematográfica privada y de esta manera surgió un género que
aportaría mucho dinero a sus productores, pero poca calidad al cine mexicano,
el cine de ficheras¸ una de las
herramientas de control disimulado del
Estado que trabajaría y cautivaría a la población en general.
El fallido honor a Buñuel o el Cine de
Ficheras
El cine de ficheras[8]
obtuvo su inspiración de las comedias eróticas italianas de los años setenta. Divorzio all’italiana –Divorcio a la
italiana– de 1962, de Pietro Germi, fue una comedia de enredos donde el galán
es encarnado por Marcello Mastroianni, esta cinta fue la pauta para una serie
de cintas con temáticas sexuales tratadas con humor ciertamente grotesco, un
tanto humor negro, donde los desnudos se podían observar constantemente. Directores
como Tinto Brass –L’urlo (1968), Nerosubianco (1969), Salon Kitty (1976)–, Vittorio
de Sica–Woman Times Seven (1967), Matrimonio all'italiana (1964), Caccia alla
Volpe (1966)– y Pier Paolo Pasolini –Salò o le 120 Giornate di Sodoma (1975),
Accatone (1961), Mamma Roma (1962)– plasmaban en sus obras una serie temas que incluían
la prostitución, la infidelidad, las drogas y el sexo múltiple y diverso, con
tintes de comedia en algunos de los casos.
Como se ha dicho, este tipo de
cine inspiró a los realizadores en México, y en el mismo caso, existieron
actores y actrices que se convirtieron en un sello distinguible del género, si
en Italia se tenía a Edwige Fenech, Lando Buzzanca y a Alvaro Vitali, en este
lado del mundo teníamos a Sasha Montenegro, Jorge Rivero y Alfonso Zayas. Todos
ellos filmaron una gran cantidad de largometrajes y videohomes para el
entretenimiento de la gente, pero no estaban solos, junto a ellos se
encontraban actores como Eduardo de la Peña Lalo
el Mimo, Isela Vega, Alberto Rojas el Caballo, Angélica Chaín, César Bono,
Carmen Salinas la Corcholata, Rafael
Inclán, Pedro Weber Chatanuga, Luis de
Alba, Lyn May, Manuel el Flaco Ibáñez,
Ana Luisa Pelufo, José René Ruiz Martínez Tun
Tun, Wanda Seux, Sergio Ramos el Comanche,
Lina Santos, Arturo Cobo Cobitos, Leticia
Perdigón, Guillermo de Alvarado Condorito,
Maribel Guardia, Leopoldo Polo
Ortín, y un largo etc.
El largometraje que abrió la
brecha para el auge de este tipo de género fue el del director Miguel M.
Delgado Bellas de Noche (Las ficheras)[9], se trataba de una
adaptación de la obra teatral Las
ficheras de Víctor Manuel Castro Arozamena, alias El Güero, dicha obra llegó a cumplir dos mil quinientas representaciones
en el Teatro Principal de la Ciudad de México, por lo cual se pensó ampliar su
éxito a la pantalla grande. Bellas de
noche abarrotó de público cuatro salas cinematográficas durante veintiséis
semanas. Debido a la censura por parte de los órganos gubernamentales, se
impidió que la cinta llevara el mismo nombre de la obra, por lo cual se le
ocurrió al güero Castro rendir un tributo a Luis Buñuel, tomó el título Belle
de Jour –Bella de día (1967)–, cambiando
la primera palabra de singular a plural, y a la tercera palabra, el momento del
día, sin embargo, es probable que a Buñuel no le agradara tanto dicho homenaje.
Bellas de Noche se rodó en un cabaret que en 1952 nació con el
nombre de Bombay, era un cabaret
localizado en el centro de la Ciudad de México, y cuando se rodó la película,
tenía el nombre de Bar El Pirulí. También
se hicieron grabaciones en las pulquerías clásicas desde los años cincuentas, y
dichas películas adquirirían el nombre del citado lugar. Se intentaba
representar el contexto de la clase social baja de ese momento, así mismo se
enardecía la representación del macho
mexicano, el cual siempre recurría a la ofensa mediante el albur y
denigrando al homosexual, ser puto no
era de machos. Sin embargo sólo era un distractor, para captar la atención de
las masas, pues lo que se vivía en ese momento era una gran represión por parte
de las autoridades y el gobierno.
La temática de las películas
subsecuentes de este género comprendían un gran número de desnudos femeninos
–que fueron aprovechados por las modificaciones de la Ley de Censura
Cinematográfica–; bailes pegaditos
con la pareja en cuestión, acompañados de apretujones sensuales al ritmo de la
música por lo general de La Sonora Matancera, La Sonora Santanera o Pepe
Arévalo y sus Mulatos; diálogos plagados de albures, chistes y palabras con
doble sentido; las borracheras que emprendían con cualquier motivo; y un argumento
que rayaba en el melodrama donde al final se redimen las historias junto con
los personajes para desembocar en un final feliz.
Con el paso del tiempo, los
argumentos fueron siendo más pobres, aunque no se crea podrían ser peores los
argumentos que los de las películas pioneras, muestra de ello es la película Las borrachas[10] de René Cardona
III, donde la historia que se pretende contar no tiene coherencia, el argumento
se pierde; el desarrollo de la película no justifica su título, pues uno
pensaría presenciar alguna problemática relacionada con el consumo de alcohol,
sin embargo, en toda la película sólo existen dos escenas donde los personajes
se emborrachan.
Dentro de la historia, existe un
club de albureros, donde, utópicamente, aquellos distinguidos personajes que
son unos campeones en el albur se
organizan y cuentan con toda una estructura como sindicato, sin embargo, no
todos los actores en escena son diestros en el manejo del albur y se ven
forzados a recitar sus diálogos, o en ocasiones los actores confunden sus
diálogos o los cambian y pareciera que no importa para el desarrollo de la
historia, lo cual nos indica que dicha película careció de edición. Además,
todos los nombres de los integrantes de dicho club resultan en albur.
Las funciones de los cines más
concurridos de esos años evidenciaban la oferta de estas películas. La
problemática de la vida de una sexoservidora se veía reflejada en La vida difícil de una mujer fácil[11], donde se desnuda como el vender felicidad en las
calles tiene sus problemas. Esta película era protagonizada por Sasha
Montenegro y rebasó las diecinueve semanas de éxito. Ella misma era la
protagonista del primer filme de ficheras, así como de otros más donde siempre
fungía como prostituta, quizá por ello era amante de López Portillo, pues
conocía muy bien el oficio o los personajes se le habían impregnado, y
consiguió que en 1995 ella y el ex Presidente contrajeran nupcias por la vía
civil, y en el año 2000, a la muerte de Carmen Romano –ex esposa de López
Portillo– se casaron en una residencia en la colonia Vista Hermosa de la ciudad
de México. Aunque no es de extrañarse en esta época ese tipo de relaciones,
puesto que vivimos en la época donde las gaviotas
se casan con los copetones, en esos
tiempos era un tanto difícil observar ese tipo de enlaces, y no porque no hayan
existido, sino porque no se hacían públicos.
Ahora bien, por qué tuvo tanto
éxito este género de cine. Carlos Monsiváis comenta haciendo una analogía con
el cine de los cincuentas que el cine arrabalero de esas épocas:
Para competir con el cine norteamericano, sólo se disponía del método de los espejos: El reconocimiento de los espectadores en esos diálogos y en esos rostros que se expresan como sus correspondientes en la pantalla. Así surge, conquistador y repetitivo, el México de charros, rumberas y familias que, felices o desdichadas, son idénticas. Involuntariamente sarcástico, voluntariamente chistoso y sentimental, de vez en cuando heroico, inesperadamente trágico, el repertorio del cine mexicano promueve mitologías centrales y leyendas adyacentes que dibujan un pueblo bondadoso, lleno de prejuicios, tanto más emotivo cuanto más desesperado, racista al interior y al exterior, religioso y fanático, y más liberal de lo que se admite.[12]
Agrega más adelante:
…utilizó la vecindad para el aprendizaje urbano, el de la nueva sociedad con nuevas reglas. Las personas se alejaron de sus orígenes y rehicieron su práctica de saludar y de hacer del saludo un rito del espacio delimitado. El cabaret, como la vecindad, en la comedia erótico-popular de los setenta cumple esa función. Pese a cualquier juicio moral que se pueda emitir, el cabaret es representado como un espacio familiar.[13]
Es decir, que el espectador se
veía reflejado en aquellas producciones, se reflejaba su modo de vivir, de
desarrollarse socialmente, hasta cierto punto de echar a volar su imaginación y
sentir que era él quien estaba protagonizando tal o cual película, y al
reconocerse dentro de estas producciones, y mantenerse ensimismado en las
historias, el mundo real a sus espaldas no existía, por más de una hora
escapaba de la realidad que lo atormentaba, que lo hacía preocuparse, y del mismo
modo se abstraía de las problemáticas que afectaban al país. Este argumento
podría resultar simplista, sin embargo, cumplió con el objetivo por el cual fue
impulsado este género de cine y por lo que se le dieron tantos espacios, y
sobre todo, por lo cual se reformaron las leyes de cinematografía. Al final la
estrategia planeada rindió frutos y el cine
de ficheras ha pasado a formar parte de la historia del cine mexicano,
dejando una huella muy marcada.
Conclusiones
El sexenio de López Portillo se
vio favorecido por el género del cine de
ficheras, por ello se instrumentó una estrategia que comprendía la
designación de una nueva secretaría, encabezada por una persona de toda la
confianza del Presidente, y con ello establecer las condiciones para que este
género de cine se esparciera por la población y con ello mantener a la
población de las clases bajas entretenidos. De esta manera, se evitaron
manifestaciones populares, sin embargo, se sacrificó una época donde también
existieron películas con calidad temática y formal, que las hacían
infinitamente superiores a los churros
de las producciones privadas.
Dentro de aquellas películas con calidad, en cuanto a argumento y producción, recordemos tanto
producciones del Estado como producciones privadas; Auandar Anapu (El que cayó del cielo) (1975), Deseos (1977) y Pafnucio Santo (1977) de Rafael Corkidi; El
lugar sin límites (1977), Lecumberri: El Palacio Negro (1977) y Cadena perpetua
(1978) de Arturo Ripstein; El apando (1975), El año de la peste (1978) y Canoa
(1976) de Felipe Casalz; El cumpleaños del perro (1975), Naufragio (1977) y Las
apariencias engañan (1978) de Jaime Humberto Hermosillo; Actas de Marusia
(1976), El recurso del método (1977) y La viuda de Montiel (1979) de Miguel
Littin; Mina, viento de libertad (1976) y El complot mongol (1977) de Antonio
Eceiza; Coronación (1976), Llovizna (1978) y El infierno de todos tan temido
(1981) de Sergio Olhovich; o la interesante cinta Los albañiles (1977), de
Jorge Fons.
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[1] Rodríguez
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democrática y la reforma política. Echeverría y López Portillo.» Estudios Políticos (UNAM, Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, Centro de Estudios Políticos), nº 22
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[2] Luis
Medina. La evolución electoral del México
contemporáneo. México: Comisión Federal Electoral, 1978. p. 336.
[3] Excélsior
para AEE. El Informador, 2 de
diciembre de 1976: p. 1-A.
[4] Excélsior para AEE. ibídem.
[5] Excélsior para AEE, ibídem.
[6] José
Agustín. Tragicomedia mexicana 2. La vida
en México de 1970 a 1988. Vol. II. México D.F.: Planeta Mexicana, 2007, p.
123.
[7] Javier
Santiago Castillo. «UAM Iztapalapa.» Luchas
sociales y procesos electorales. s.f., p. 73.
[8] Las
fichera es una mujer que trabaja en bares
o cabarets como acompañante de los clientes que asisten a dichos lugares, la
mujer por cada copa que se tome y cada pieza musical que baile junto al
cliente, recibe una ficha, la cual, al final de la jornada laboral, podrá
cambiar por dinero en efectivo.
[9] Víctor
Manuel Castro Arozamena. Bellas de Noche
(Las ficheras). Dirigido por Miguel M. Delgado. Interpretado por Jorge
Rivero, y otros. Cinematográfica Calderón, 1975.
[10] José
Loza Martínez y David Agrasánchez. Las
borrachas. Dirigido por
René Cardona III. Producido por Rogelio Agrasánchez. Interpretado por Pedro
Manuel Weber Chávez, y otros. San Francisco Film, 1989.
[11] Fernando Galiana y Ramón
Obón. La vida difícil de
una mujer fácil. Dirigido por José María Fernández Unsáin. Producido por
Conacite Dos. Interpretado por Sasha Montenegro, Carlos Piñar, Sara García y
Julián Bravo. 1977.
[12] Carlos Monsiváis. «Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX.» En Historia general de México, de Colegio de México, México D.F.: Colegio de México, 2008, p. 386.
[13] Monsiváis, op. cit. pp. 379-381.
2 comentarios:
Cámara, sí está chido. Una pregunta, ¿Miguel Littin grabó esas aquí? No tenía ni pinche idea.
Y bueno, pues sí, ya está como proyecto de tesis, ¿no? Ya se antoja ver cómo te queda.
Un abrazo
Respecto a las películas de Littin, "La viuda de Montiel" se rodó en Jalapa, Papaloapan, San Marcos de Leon y Tlacotalpan, todas en Veracruz, y es una coproducción de Mexico, Colombia, Venezuela y Cuba, se estrenó por vez primera en México en 1979; "El recurso del método" se rodó en Cuautla, Morelos, La Habana, Cuba, París, Francia, Real de Catorce, San Luis Potosí y Veracruz, Veracruz, es una coproducción de Cuba, France y Mexico y se estrenó por vez primera en el festival de Cannes en 1978; "Actas de Marusia" se rodó en Alvarado, Veracruz y Santa Eulalia, Chihuahua, es una producción de México y se estrenó por vez primera en México en abril de 1976, posteriormente se presentaría en Cannes en mayo de 1976.
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